viernes, 31 de julio de 2009

COLUMNA DE LA RESISTENCIA ENTRA VICTORIOSA A NICARAGUA





Desde algún lugar de la frontera entre Honduras y Nicaragua.

Campamento de la Resistencia Hondureña “Pedro Magdiel Muñoz”.- Martes 28 de julio.

A un mes de iniciada la Resistencia Popular contra el golpe de estado en Honduras, la Columna de la Paz, integrada por decenas de compañeros y compañeras de diversas organizaciones populares hondureñas, logramos burlar el cerco policial y militar impuesto por el gobierno usurpador en todas las vías de comunicación que se dirigen a la frontera con Nicaragua, y establecimos un nuevo campamento en resistencia que se suma a los ya existentes desde días anteriores en la Nicaragua del General de Hombres (y mujeres) libres, Augusto C. Sandino.

El día viernes 24 de julio, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras -COPINH- junto a la Organización Fraternal Negra Hondureña -OFRANEH-, decidimos sumarnos a los miles de hondureños y hondureñas que emprendían en ese momento camino hacia Nicaragua para construir desde allá una nueva trinchera de lucha y resistencia contra el golpe de estado en nuestro país. Varios buses salimos de Tegucigalpa hacia El Paraíso desafiando el estado de sitio decretado por el gobierno golpista en toda la región oriental del país. Apenas llegábamos al límite entre el departamento de Francisco Morazán y El paraíso, el ejército impidió el paso de los buses, razón por la cual nos vimos obligados a seguir el trayecto a pie.

Tras 12 horas de camino logramos llegar al reten que el ejercito mantiene en El Arenal, antes de entrar a Danli. En el lugar se encontraban cientos de ciudadanos y ciudadanas hondureñas a quienes se les impedía el libre transito que nuestra Constitución nos garantiza. Entre todas las personas allá retenidas, se encontraba también la familia del presidente Zelaya: su esposa doña Xiomara Castro, su madre doña Hortensia Rosales y sus hijos. Debido a que ya era medianoche cuando llegamos, decidimos descansar y recuperar fuerzas en el lugar. En aquel momento nuevos compañeros de otras organizaciones se unen a nuestra columna.

A la madrugada del día siguiente, y tras constatar la imposibilidad de seguir camino por aquella carretera tomada por el ejército, decidimos seguir nuestro rumbo a través de rutas alternas. Una hora después de iniciada la marcha fuimos testigos de cómo otro grupo de compañeros y compañeras que llevaban el mismo objetivo que nosotros, y que apenas caminaban unos metros delante de nuestro grupo, eran intimidados por disparos al aire de una patrulla de la policía, para simultáneamente -y ya sumados los dos grupos- nos impedían seguir adelante. Unidos a los demás compañeros, decidimos retroceder momentáneamente hasta encontrar la colaboración de un poblador que nos ofreció utilizar el patio de su casa, para que a través de aquella comunidad pudiéramos salir a un camino hacia la montaña. Aquella primera subida la tuvimos que realizar prácticamente a la carrera ante el temor de ser perseguidos por la policía. Durante todoel trayecto, sufrimos el hostigamiento de el ejercito y la policia, a tal grado que desplegaron varios aviones de combate tipo “Tucán” y que nos sobrevolaron una y otra vez. A pesar de todo, nunca detuvimos la marcha hasta que, ya en horas de la tarde, y tras sufrir los embates de una larga tormenta, el cansancio acumulado y sin nada de comida, logramos llegar a una comunidad en los alrededores de El Paraíso. La población del lugar nos ofreció solidariamente café y pan a las más de 280 personas que en ese momento conformaba nuestra columna por la paz. Tras un breve respiro, y al ser un grupo tan numeroso que podía comprometer nuestra propia seguridad, decidimos seguir camino a pesar que la noche comenzaba a echarse encima.

De nuevo montaña a dentro, siguiendo los cauces de los ríos y guiados por un brillante cielo estrellado nuestro caminar seguía incansable. En aquellos momentos, los medios de comunicación informaban sobre la falta de noticias sobre nuestro paradero, razón por la cual los mismos pobladores de la zona comenzaron a rastrearnos en la montaña, lo cual fue providencial pues realmente nos habíamos perdido y varias compañeras caminaban desde hacia horas bastante enfermas. Con la ayuda de aquellas personas, conseguimos retomar nuestro rumbo, aunque previamente si decidimos descansar unas horas en una hacienda del lugar y que las personas enfermas retomaran el aliento. Pero el temor de los mismos pobladores, que efectivamente se habían colocado en una situación de evidente peligro ante el riesgo de ser descubiertos por el ejército, nos hizo tomar la decisión de salir poco antes de lo previsto inicialmente.

En aquel momento, y por razones estratégicas, decidimos separarnos de nuevo en los dos grupos iníciales. A pocas horas de iniciada la marcha, fuimos advertidos por pobladores de la zona de la presencia de efectivos policiales, lo cual nos obligo a incrementar más si caben las medidas de precaución tomadas. De nuevo la colaboración solidaria de la población nos iba sacar de la situación de peligro; un camión de carga nos traslado hasta la ciudad de El Paraíso donde decidimos unirnos al grupo de personas allá retenidos por otro comando militar que cerraba la única carretera de acceso al puesto fronterizo de Las Manos. En aquel lugar, diferentes grupos de personas habían ido llegando de todo el país, y permanecían en protesta desafiando el toque de queda decretado en toda la zona oriental. Debido a lo extenso del toque de queda, que ya era de varios días, el abastecimiento de alimentos a la misma ciudad era mínimo, lo que sumado al corte del servicio de agua en la zona de la protesta, provocaba una situación de precariedad en todos los ordenes.

Ya cerca de Nicaragua, aquel lunes 27 de julio, un grupo de compañeros y compañeras salimos desde El Paraíso, a escasos 12 km del puesto fronterizo de Las Manos, con dirección a la frontera. De nuevo, el cerco militar y policial nos obligó a internarnos en la montaña, único camino posible en estas condiciones para llegar a Nicaragua. Apenas una hora después de iniciada la travesía, una llamada telefónica nos informa que más de 70 compañeros y compañeras –originarios del departamento de La Paz- que también salieron desde El Paraíso con nuestro mismo rumbo, eran capturados por tropas del ejército. La noticia tensó momentáneamente los ánimos de todo el grupo, pero de nuevo la determinación y claridad de la causa en la que estamos empeñados nos hizo superar los temores y seguir adelante. Todos y todas éramos conscientes del peligro, pero nadie dudo por un momento en retroceder; imbuidos e imbuidas del espíritu de Morazán, logramos doblegar a la montaña y burlar al ejército golpista. Tras más de 10 horas de camino, llegábamos al puesto fronterizo de Las Manos. Y acumulábamos una nueva victoria a la heroica lucha de nuestro pueblo, que desde cada rincón de la patria se sigue levantado en pie de lucha.

Ya del lado de Nicaragua, bajando la montaña que nos iluminaba con las primeras luces del amanecer, compañeros del Movimiento Social Nicaragüense “Otro Mundo es Posible”/Alianza Social Continental nos recibieron con los brazos abiertos y nos guiaron en aquellos últimos kilómetros del recorrido. La hermandad de nuestros pueblos se encarnaba una vez mas en aquel gesto solidario y los ánimos y la determinación a continuar la lucha se acrecentaban. Al llegar al mero puesto fronterizo, otro grupo del movimiento social salía a la carretera a recibirnos con una manta y un abrazo solidario; posteriormente café, comida y hasta asistencia medica permanente en la “Casa de la Solidaridad”, montada al efecto días antes. Tras un descanso mas que merecido, montábamos el campamento “Pedro Magdiel Muñoz”, en homenaje al joven secuestrado, torturado y asesinado días antes en el reten militar de El Paraíso. En este campamento permanecemos desde nuestra llegada, y desde aquí coordinamos acciones y asambleas con el resto de hondureños y hondureñas establecidos en la zona, al igual que con compañeras y compañeros solidarios que comparten esta lucha común de cara a derrotar el criminal golpe de estado que contra Honduras y contra toda América latina se ha dado en nuestra patria.

Sabemos que todo este esfuerzo es apenas un paso más en esta lucha contra el neoliberalismo y el imperialismo, pero estamos decididos a no dar ni un paso atrás… La lucha continua…


VIVA HONDURAS

VIVA LA RESISTENCIA AL GOLPE DE ESTADO

VIVA LA SOLIDARIDAD DEL PUEBLO DE NICARAGUA

VIVA LA AMERICA LATINA SOÑADA POR MARTI, POR BOLIVAR Y POR MORAZAN

HASTA LA VICTORIA SIEMPRE


OFRANEH – COPINH – COFADEH - JUVENTUD POPULAR MORAZANISTA – ACCION UNIVERSITARIA – ASOCIACION DE ESTUDIANTES DE CC. SS DE LA UPNFM

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